¿Qué está pasando con la COVID-19?

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.

1/22/2024

A esta altura, estamos claro que la COVID-19 se quedó entre nosotros y que hasta ahora su presencia se ha mantenido, porque el virus que la produce cuenta con una gran capacidad de adaptación y aunque ahora es más transmisible, menos agresivo y responde a las medidas de prevención básicas de vacunación, lavado de manos y especialmente uso de mascarilla y distanciamiento, podría ser que esta nueva variante de interés del Ómicron, que nos acompaña desde hace dos años, que ha tenido mucha descendencia, produciendo últimamente una hija del BA.2.86 llamado JN.1, se torne agresiva y nos afecte más. Recordemos que hemos pasado desde las variantes Alfa, Beta, Gamma y Delta hasta la Ómicron que produjeron enfermedad grave y que ha durado más, pues han producido mucha descendencia, sin embargo, los malestares que presentan las personas son similares desde el inicio de la pandemia.

La sub variante JN.1, es la predominante actualmente en el mundo, por ser la más contagiosa, pero, podría llegar a producir una enfermedad más severa, pues la gente, especialmente mayores y con enfermedades crónicas siguen muriendo en menor cantidad que con las variantes iniciales. Esta agresividad puede explicarse porque ha cambiado o mutado el doble en relación con sus antecesoras, especialmente en el área que le permite invadir de forma más eficiente las células del pulmón usando una enzima o proteína, cosa que no tenían las otras sub-variantes, pero también cambió en el lugar donde la hace más agresiva.

Se ha hablado que la COVID-19 pudiera convertirse en algo similar a la gripe, pero la verdad es que como no hay antecedentes de esta enfermedad, aún no lo sabemos, habrá que ver cómo evoluciona y no minimizar ni maximizar.

Ahora bien, poseemos la ventaja que el ser humano tiene más defensas naturales por haber padecido la enfermedad o por la vacuna que impide las complicaciones y no totalmente su transmisión.

Recordemos q también que la COVID-19 produce la covid persistente, enfermedad ya reconocida, donde las personas después de un mes de haberla padecido y luego cada cierto tiempo vuelven a sufrir los síntomas o quedan afectados en determinadas partes de su cuerpo, especialmente agotamiento, fiebre, dificultad para respirar, tos, cambios en el olfato o gusto, dolor de cabeza, la dificultad de concentrase, cambios de humor, depresión, dolores articulares y musculares, problemas digestivos, coágulos y palpitaciones, son más de 200 malestares.

Por eso, mientras, no bajemos la guardia y sigamos aplicando las medidas que sabemos que funcionan, mantenerse al día con su vacuna, que reduce el riesgo de enfermarse gravemente, ser hospitalizado o morir, mejorar la ventilación o que el aire circule más dentro de su casa o trabajo, usar mejores filtros en los aires acondicionados. Cuando haga fiestas o reuniones familiares o con amigos use espacios abiertos, quedarse en casa si está enfermo y aislarse por 5 días, buscar al médico si se enferma y monitorear que no se esté complicando, usar mascarillas en lugares cerrados y mantener la distancia de al menos dos metros entre persona y persona.

Esto no ha acabado, ni va a acabar pues depende del comportamiento humano, de nosotros mismos, así que ya sabiendo todo esto, a protegernos con tranquilidad, es como ponerse el cinturón cada vez que entras al carro o alejarte del fuego para que no te queme.