¿Por qué nos preocupamos y qué debemos hacer?
La preocupación es una emoción común que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, cuando se vuelve constante, puede afectar negativamente nuestra salud mental y física.
Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, médico especialista en Epidemiología
9/1/20242 min read
¿Por qué nos preocupamos y qué debemos hacer?
Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, médico especialista en Epidemiología
La preocupación es una emoción común que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, cuando se vuelve constante, puede afectar negativamente nuestra salud mental y física.
La preocupación es una emoción frecuente que surge cuando sentimos dudas sobre el futuro, amenazas o incertidumbre por tu salud, la de tu familia, deudas, seguridad personal u otras y dudas sobre la forma en que podemos responder o sea nuestra capacidad para afrontarlas. Puede manifestarse como pensamientos repetitivos y negativos sobre el futuro, que algo malo puede suceder, lo que nos impide disfrutar del presente.
Lo importante es conocer que el 91% de lo que nos preocupa nunca sucede, pero en nuestro mente y cuerpo los sentimos como reales y que van a ocurrir. Debemos concientizar sobre esto para tener un mejor control sobre nuestras preocupaciones.
La preocupación constante puede llevar a problemas de salud como el insomnio, la ansiedad y la depresión. Además, puede afectar nuestro sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a enfermedades.
Estos pensamientos que provocan ansiedad pueden desencadenar una liberación de hormonas del estrés, aumentar nuestra frecuencia cardíaca, hacer que tensemos los músculos y provocar una respiración más rápida y superficial. Los posibles efectos a largo plazo incluyen dolores de cabeza, dolores de espalda u otros dolores crónicos, ataques de pánico, presión arterial alta o enfermedad cardíaca, inmunidad deteriorada, depresión, fatiga crónica, acidez estomacal o reflujo ácido, disfunción sexual o reproductiva.
Todo esto se produce porque liberamos hormonas, como la adrenalina y cortisol, las mismas que cuando estamos en estado de alerta. Entonces qué debemos hacer, ejercicios frecuentes, salir a caminar, correr, escuchar música, meterse a una piscina, salir al aire libre, disfrutar de la naturaleza, aumentar tus relaciones sociales, dar o recibir masajes, hacer algo bueno por los demás, interactuar con mascotas, abrazar a alguien, imaginarse que el problema no ocurrirá, repítaselo varias veces en su mente y dígalo para que se escuche y ayúdese con esta técnica. Podemos usar meditación, técnicas de respiración, cantar o buscar ayuda profesional. Trabajemos un poco más en auto conocernos, cómo somos, cómo reaccionamos frente a determinados eventos para que aprendamos a no alterarnos, poner límites a las circunstancias y sentirnos orgullosos que lo estamos controlando.
Dentro de las estrategias para manejar la preocupación está identificar o reconocer qué nos preocupa, valorar si son realistas o si estamos exagerando, aceptar que no podemos controlar todo, enfocarnos en lo que sí podemos cambiar, establecer límites, dedicando un tiempo específico cada día para preocuparnos y luego redirigir nuestros pensamientos a actividades más productivas, hablar con amigos, familiares o un profesional puede proporcionarnos una perspectiva diferente y aliviar nuestra carga emocional
La preocupación es una parte natural de la vida, pero no debe dominarla. Con las estrategias adecuadas, podemos aprender a manejar nuestras preocupaciones y vivir una vida más equilibrada y feliz.
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