Hoy 7 de abril, el lema del Día Mundial de la Salud de 2022: ¨Nuestro planeta, nuestra salud¨, la OMS dirigirá la atención mundial a la interconexión entre el planeta y nuestra salud. Básicamente se desea resaltar el hecho de que nuestra salud está íntimamente ligada al medio ambiente. Conocemos que nuestra salud está determinada en parte por nuestra herencia familiar, pero estos genes que acarrean la enfermedad pueden mantenerse dormidos o se despiertan por que algún elemento donde vivimos los estimula o bien directamente la contaminación nos produce la enfermedad sin que tengamos antecedentes familiares.
La salud pública ambiental, es la intersección entre el medioambiente y la salud pública, aborda los factores o determinantes ambientales de la salud que influyen en la salud humana, incluyen factores físicos, químicos y biológicos, y todos los comportamientos relacionados con estos. Las amenazas para cualquiera de estos determinantes pueden tener efectos adversos en la salud y el bienestar en toda la población. Abordar los determinantes ambientales de la salud mejora directamente la salud de las poblaciones e indirectamente, también mejora la productividad y aumenta el disfrute del consumo de bienes y servicios no relacionados con la salud.
Está aumentando el número de muertes y enfermedades evitables producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo. Por ejemplo, respiramos la contaminación del aire que generamos, ésta y la mala gestión de los desechos (basura), partículas de polvo, hollín, humo y aerosol, es el principal riesgo ambiental para la salud pública en las Américas y está aumentando el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón las cuales afectan en mayor proporción a población vulnerable, niños, adultos mayores y mujeres. La contaminación del aire en el hogar se asocia al uso de combustibles y prácticas de cocina ineficiente (leña) y al igual que el anterior genera muertes prematuras, pero tres veces menos.
Aproximadamente 28 millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua mejorada, 83 millones de personas carecen de acceso a instalaciones de saneamiento mejorado, 15.6 millones practican aún defecación al aire libre, lo que provoca cerca de 30.000 muertes evitables por año; los riesgos químicos, como la exposición a plaguicidas tóxicos, plomo y mercurio, tienden a afectar desproporcionadamente a los niños y las mujeres embarazadas. La exposición a sustancias químicas tóxicas puede llevar a trastornos de salud crónicos y a menudo irreversibles, como defectos congénitos y del desarrollo neurológico, así como enfermedades asociadas con alteraciones endócrinas o de las glándulas que producen menos o más hormonas, enfermedades, tumores benignos y cáncer.
Los efectos del cambio climático en la salud humana son inequívocos y ya se perciben en todo el mundo. Fenómenos como las olas de calor y de frío, las inundaciones, las sequías, los huracanes, las tormentas y otros episodios extremos pueden afectar directa e indirectamente la salud y desencadenar o exacerbar determinadas afecciones —entre ellas, enfermedades transmitidas por vectores, agua y alimentos debido a cambios en el comportamiento y la distribución de los vectores y los patógenos o trastornos de salud mental provocados por el aumento de los disturbios y los desplazamientos forzados.
Se comienza a observar un mayor número de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, traumatismos y defunciones prematuras relacionadas con fenómenos meteorológicos extremos, la inseguridad alimentaria y la contaminación del aire, las amenazas para la salud mental y cambios en los patrones de transmisión de enfermedades transmitidas por vectores. Y con relación a los desastres, la elevación del nivel del mar o las comunidades de montaña son objeto de un riesgo desproporcionado por los cambios en los caudales de los ríos, las alteraciones en la flora y fauna, y el mayor riesgo de deslizamientos de rocas, avalanchas e inundaciones debido al derretimiento de los glaciares y la disminución de la capa de nieve. Además, surgen nuevos peligros ambientales, como desechos electrónicos, nanopartículas, micro plásticos, productos químicos que alteran el sistema endócrino o las glándulas del cuerpo humano y producen escasez de agua.